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martes, 22 de enero de 2013

—¿Te apetece un Bazooka? —le pregunté mientras sostenía el chicle en la palma de la mano.
—No —contestó—. La última vez que tomé uno casi me asfixié. Mi madre me dijo que estuve a punto de morir.
—¡Oh! —exclamé, y volví a guardar el chicle en mi bolsillo deseando haber comprado algo menos violento.


'Cuando Dios era un conejo' (Fragmento) - Sarah Winman.-

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